martes, 3 de julio de 2007

PREÁMBULO A UN SILENCIO

Porque se tiene conciencia de la inutilidad de tantas cosas a veces uno se sienta tranquilamente a la sombra de un árbol en veranoy se calla.(?) ¿Dije tranquilamente? falso, falso:uno se sienta inquieto, haciendo extraños gestos,pisoteando las hojas abatidaspor la furia de un otoño sombrío,destrozando con los dedos el cartón inocente de una caja de fósforos,mordiendo injustamente las uñas de esos dedos,escupiendo en los charcos invernales,golpeando con el puño cerrado la piel rugosa de las casasque permanecen indiferentes al paso de la primaverauna primavera urbana que asoma con timidez los flecosde sus cabellos verdes allá arriba,detrás del zinc oscuro de los canalones,levemente arraigada a la materia efímera de las tejas apunto de ser de polvo.Eso es cierto, tan ciertocomo que tengo un nombre con alas celestiales,arcangélico nombre que a nada corresponde:Ángelme diceny yo me levantodisciplinado y rectocon las alas mordidas quiero decir: las uñasy sonrío y me callo porque, en último extremo,uno tiene concienciade la inutilidad de todas las cosas.

No hay comentarios: